El Proceso.

La serie de dibujos El Proceso, del artista Manuel Zumbado, deriva su título del motivo inicial de su concepción y ejecución: el montaje de la obra teatral del mismo nombre, hecha para conmemorar los 75 años de la UCR y los 65 del Teatro Universitario. El montaje, actualmente en escena, deriva a su vez de la novela homónima de Franz Kafka. No son esas las únicas etapas que llevaron a estos dibujos: Zumbado realizó una serie anterior, sobre el mismo tema pero más numerosa y en formato más pequeño, uno de los cuales es el afiche de la obra teatral. El Proceso, entonces, es fruto del largo proceso que va de la novela a los dibujos expuestos, y que incluye, por ejemplo, la adaptación para el teatro de la novela original, hecha expresamente para el montaje que motivó a Zumbado, adaptación a su vez modificada y adaptada por el director de la obra. Todo ello es afortunado. Este largo proceso es, en sí mismo, un involuntario pero no por ello menos adecuado reflejo del mundo kafkiano, de ese mundo que Kafka crea en tantas de sus obras. Con la ventaja de que si en el mundo de Kafka el resultado final de esos procesos suele ser deprimente, cuando no trágico, en este caso lo que tenemos son dos creaciones espléndidas: la obra teatral y la serie de Zumbado.

No debe creerse que la serie de Zumbado sea una "ilustración" de la obra. Ambas expresan, de muy diverso modo, el mundo kafkiano. Pero mientras la obra abunda en diversos recursos escénicos, Zumbado se ha propuesto, muy exitosamente, una estética más bien minimalista. Ello se manifiesta en la casi total reducción de la gama cromática, salvo un par de presencias del azul, a los negros y grises del carboncillo. En la serie inicial ya la paleta era reducida, pero aun había mayor presencia del azul, y alguna del café. Luego Zumbado pasa de esos 36 dibujos de menor formato a 14 de mayor formato, donde se reducen bastante los dibujos centrados en el rostro humano. El resultado es una serie anclada en el ácido mundo kafkiano, y al mismo tiempo con vida propia. Hay en los dibujos de Zumbado una gran intensidad plástica, sicológica y sociológica. Hecha con recursos voluntariamente limitados, la serie nos dibuja, literal y metafóricamente, un mundo áspero, donde el grito priva sobre la conversación, el aislamiento sobre la comunicación, la jerarquía sobre la solidaridad, la distancia fría sobre el contacto cálido. Un mundo generalmente oscuro, en cuya expresión plástica se mancha, literalmente, la blancura del papel que lo contiene.

Los seres de Zumbado no son individuos sino roles, funciones, que se ejercen o sufren frente a otros seres anónimos, sin rostro real. No es casual que de la primera a la segunda serie se haya reducido la cantidad de rostros dibujados. El rostro es la principal marca identificatoria del individuo, y su ausencia o deformación, su expreso borramiento, su reducción a borrón o mancha, nos habla de un mundo carente de sujetos plenamente delineados. De la desaparición de ese sujeto autocontenido, cuya aprehensión y representación constituyeron uno de los ideales del arte occidental emanado del Renacimiento. Zumbado dibuja a contramano del clasicismo. Su tradición es otra, la de Cuevas y Carballo, por mencionar solo dos nombres. Y la delineada por la propia trayectoria artística de Zumbado. La aparente simplicidad de los dibujos es engañosa, producto de una depuración que no todos los artistas logran o buscan. Con esta serie Zumbado logra la difícil meta de crear un mundo intenso, conmovedor, con recursos mínimos. La simplicidad de Zumbado es la de un artista maduro, instalado en un lenguaje tan propio como lleno de ecos de otros artistas y obras. La de un artista que, habiendo experimentado a lo largo de su carrera artística con muy numerosos medios expresivos, ha alcanzado el pleno dominio de sus recursos expresivos.

Encuentro con Manuel Zumbado

El artista, el poeta, asume su condición de artesano cuya función es también la de descubrir el mundo, la de rebelarlo, de hacer visible el universo oculto, ese que a menudo se esconde tras la primera superficie de la mirada. Monsieur de Montaigne decía que descubrir es inventar, y a medida que el artista rebela en su obra –y a través de ella– el complejo universo de las posibilidades expresivas, crea un vasto mundo de imaginación activa, que incluye el de sus sueños. Y cuando el arte se asocia a la condición que propone la vocación experimental, interpela el mundo en que vivimos, cuestiona la razón tangible del espacio, re-condiciona el entorno, tiende nuevos caminos hacia el otro, hacia lo otro.

¿Cómo nace una obra? ¿Qué parte de nosotros mismos se filtra en el gesto creativo, qué parte trasciende nuestros límites y avanza al mundo de los otros liberada de nuestros pequeños acondicionamientos? Y al mismo tiempo, seguimos ahí, en el gesto artístico y en su consecuencia directa, la obra en su evolución, diciendo quienes somos, diciendo “estoy aquí”, una voz, una línea, un gesto escrito en el espacio, creando una pasajera razón de identidad.

Y así comienza en el nacimiento de la obra, el precario deseo de proyectar una imagen del mundo sin poder resolver el punto de infinito en que nos preguntamos ¿en cuál de esas imágenes estamos a cara descubierta?

Decimos, nos callamos, inventamos formas, lenguajes que a veces no reconocemos y que sin embargo nos contienen. Y al final del trayecto, poblado de exilios internos, de fugas inconclusas, de viajes en busca de nuestra propia historia, somos aquello que podemos, en una continua marcha acumulando trazos que nos marcan, y que nos señalan.

Nace entonces el vértigo de los colores, las líneas se unen en trayectorias múltiples, en dinámicas contrapuestas y dispares, esas en las que poco a poco se va plasmando el mundo plural, convergente, ideológico, en el que se unen finalmente las formas, las voces y las identidades.

Una lectura actualizada del mundo a través de la literatura de Kafka no deja de ser un desafío apasionante y a la vez tortuoso. Pero en ese desafío está también el placentero impulso que incentiva la reflexión artística, la propuesta estética, la unión de los esfuerzos creativos en un espacio de interdisciplinariedad, en el reto de compartir la incertidumbre.

Así fue para mí el encuentro con Manuel Zumbado, y de ese punto inicial surgieron formas de una potencia contagiosa. Se hizo visible para mí la idea compartida a través de sus trazos, de las líneas en fuga, de una voz que se ahogaba en el intento del grito. Y la visión escénica de ese Kafka que se anudaba en mi garganta y se resolvía paulatinamente en formas y en espacialidades escenográficas, en escrituras gestuales y en sonoridades vocales, tomó una nueva forma expresiva, una dimensión plástica, complementaria y nueva, participativa y única.

Celebro este encuentro, celebro el arte de Manuel Zumbado, su movimiento, su fuerza, su dimensión generadora de sentidos. Y agradezco su generoso aporte al proyecto escénico de El proceso en el 75 aniversario de la Universidad de Costa Rica, ese proyecto escénico que emprendimos para decir también que no es banal el mundo de la idea, que la sociedad crece y avanza en la luz del pensamiento crítico y de la acción mancomunada, para festejar esa tan sólida y bella trayectoria que le permite hoy a una de las instituciones fundamentales de este país, renovar con fuerza su presencia, asegurar su mandato, defender las fronteras de la igualdad en el ejercicio de una democracia participativa y potente que siga buscando, con paciencia y con fortaleza, el desarrollo de todos y de cada uno de las y los costarricenses.

El ojo que te cuida-te del ojo

Los eventos que alcanzaron mayor visibilidad en el recién pasado Festival Internacional de las Artes FIA/2014, fueron las múltiples intervenciones al espacio público en la ciudad de San José, entre estos "El ojo que te cuida-te del ojo" del artista Manuel Zumbado Retana y el arquitecto Elías Marín Lara. La propuesta irradia una zona de influencia visual con una estructura metálica y cañas de madera de bambú que elevan un par de pantallas "leds" con la figura del ojo, símbolo del poder desde inicios de siglo -y más allá-, de lo que se denominan las "sociedades observadas", insumo conceptual evocador de Orwel, entre otros, o aquel fatídico signo del ojo en las historias del "Señor de los Anillos".

"El ojo que te cuida y cuida-te del ojo" activa uno de los detonantes de la vida contemporánea ante la dominación tecnológica sobre las masas y otros mecanismos hegemónicos como las actuales redes sociales, el uso del dinero plástico, o los servicios de espionaje de que tanto se habla hoy en día; la propuesta nos catapulta a un espacio de confrontación donde internarnos a pensar en sí mismos ante el desafío de asumir nuestros actuales roles de convivencia urbana.

Esta angulosa estructura intervino el espacio de la plazoleta, una de las tantas sedes del FIA donde el arte dispuso de un signo que por semanas activó al transeúnte, quien merodea La Aduana o al utilizar el transporte público activó la reflexión de la trama existencial en esta compleja sociedad, donde todos, sin importar raza, credo o condición, somos un numeral solo visible en las pantallas de los monitores de quienes ostentan el poder, y en tanto nos comportemos como consumidores.

Acerquémonos a Manuel Zumbado para extraer de sus palabras la clave para interpretar su intervención, presentada conjuntamente con el Arquitecto Elías Marín:

"El proyecto hace referencia a las condiciones por las cuales nuestro entorno de vida se ha denominado la sociedad del control, caracterizada por la omnipresencia de múltiples mecanismos destinados a la vigilancia en todos los espacios de la vida social.

Todo pasa por la mirada de la vigilancia, el sistema tiene la tendencia a establecer vigilancia sobre muerte, sexo, identidad, cuerpo, memoria, comunicación y verdad. La vigilancia es el discurso que pretende dar legitimidad al poder y se constituye al mismo tiempo en la herramienta para controlar las conductas que no se ajustan a las convenciones establecidas, con lo que se convierte en un instrumento perverso al servicio de la intolerancia moral, religiosa y política.

La vigilancia nos sale al encuentro en circuitos cerrados de televisión, videoporteros, cajeros automáticos, centros comerciales, bancos, escuelas, cárceles, hospitales, oficinas públicas y privadas, calles, plazas, carreteras, etc. transformando las relaciones sociales y llevando a la disolución del concepto de vida privada. La estructura de la torre funciona como una metáfora que refiere a la estructura social que soporta al aparato de vigilancia que actúa sobre ella misma".

Manuel Zumbado es un importante artista caracterizado por proponer a la ciudad esos signos confrontativos que buscan sacudirnos de la "modorra" existencial de ser uno más ante aquel objeto elevado por vectores y ejes direccionales que nos enfilan hacia el "muro autobiográfico", donde estamos, como se dijo, en la medida de alimentar la información, y del acto de compartir -que es quizás el que a mi más me gusta en toda esta perspectiva, ante la realidad que toma gran parte de nuestro tiempo cotidiano para "ser" y "existir", en esta sociedad de observadores y observados.

De Zumbado () se recuerdan las estructuras puente, como la construida en la escalinata del desaparecido Instituto Gohete en la entrada oriental de la ciudad, o en muestras en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo. La actual propuesta es una nueva "firma de autor" en el paisaje del costado oeste de La Aduana, sostenida por una estructura portante correctamente anclada al terreno de la plaza para desafiar a los espectadores del FIA a distinguir su rol dentro de lo que ellos denominan como mecanismos de vigilancia.

El imaginario incómodo de Manuel Zumbado

Conocí la obra de Manuel Zumbado gracias a los catálogos de algunas muestras individuales y de Kunst aus Costa Rica ― colectiva itinerante por galerías y museos alemanes a principios de los noventa― allá por 1993. Meses después se le invita a la Quinta Bienal de La Habana, 1994.

Transcurrían entonces años inciertos para el istmo centroamericano, envuelto en conflictos mal llamados de “baja intensidad” muy dañinos para la región y sus habitantes. Centroamérica había desaparecido tácitamente del mapamundi cultural contemporáneo. Era una rareza encontrar artistas de ese origen en la nómina de alguna exposición internacional de envergadura o en la relación de participantes de los eventos más conocidos. Por razones obvias, resultaba mucho más engorroso para una bienal con sede en La Habana acceder a esos países.

Costa Rica, un remanso apacible dentro de aquella turbulenta coyuntura, fue la excepción de la regla. La cita habanera pudo trabajar con mayor holgura ese contexto y conocer las prácticas más osadas dentro de esa escena, configurando envíos de cierta contundencia, como el de 1994, con invitados como Leonel González, Florencia Urbina, Joaquín Rodríguez del Paso y sus Perros Guardianes o el propio Zumbado, quien ese año y en el 2000 exhibe en Cuba dos proyectos que sientan pautas al interior de su imaginario.

Zumbado es un trabajador infatigable, de alto calibre, con una obra intensa inscrita en la intersección de la pintura, la instalación y la asunción temprana ―en Centroamérica― del factor tecnológico a través del video (y el estímulo de alguno de sus paradigmas: Bill Viola, Nam June Paik…), disciplinas y medios con los cuales diseña un universo propio. A grandes rasgos, su pintura fundacional potencia un interés por el gesto de filiciación neoexpresionista que de un modo u otro traslada con posterioridad al uso de los materiales y a una percepción híbrida del espacio tridimensional que inserta el video y la televisión en la poética de otros materiales como la madera, con su rusticidad y connotaciones expresivas.

Algunas de sus obras me han interesado en especial, pues creo que ilustran con gran efectividad su forma de pensar y de actuar dentro del arte. Una de ellas es Escena, expuesta por primera vez en la Quinta Bienal de La Habana, 1994, donde pintura, escultura y video funcionaron como un todo orgánico en una sala del Museo de Arte Colonial de la capital cubana. El acceso al espacio definía el umbral de un matadero imaginario de animales, resuelto por grandes lienzos, pesadas esculturas en madera de “cerdos” desollados y “sangrantes”, y televisores con sus pantallas invertidas hacia arriba, en las cuales simulaba de manera virtual el goteo de la sangre de los animales y su sonido al caer.

Centrada en la condición humana contextual, desde el prisma alegórico de lo animal y su vulnerabilidad, la pieza adelantó claves medulares articuladoras de su producción futura, como podrían ser las fricciones entre realidad y poder, las paradojas y contradicciones inherentes al hombre y las sociedades centroamericanas, a su pasado y presente, la conflictividad entre lo rural y lo urbano, entre las construcciones identitarias, sus repertorios culturales y la acción depredadora de la publicidad, los medios de información y el consumo, hasta la deconstrucción de las asimetrías del progreso en nuestras tierras.

Junto con Escena concibe un conjunto de Estructuras, 1996-1997, a la manera de grandes entramados de madera que exhibe a la entrada del Instituto Goethe de San José o como especies de puentes de idéntico material en sus versiones para la Meredith Kelly Gallery (USA) y el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, leíbles por igual como metáforas de la precariedad en que se desenvuelven y sostienen los pilares de la base económica y la superestructura de un país y su vida cotidiana.

Años después, en el 2000, regresó a La Habana con una propuesta muy diferente. Titulada El hangar, era una instalación de grandes proporciones compuesta por la reproducción de un avión en madera a imagen y semejanza del aeroplano de los hermanos Wright y por un mapamundi dibujado sobre la pared, tan gestual y expresionista como toda su pintura. Con anterioridad había experimentado con una especie de tecnología para nada high tech, más bien casera y rudimentaria, enfatizando quizás las contradicciones inherentes a procesos de desarrollo signados por la convivencia de los adelantos de punta con estrategias de sobrevivencia y reciclaje, unas veces para reconstruir el movimiento a partir de imágenes fijas ―El péndulo―, como hiciera el fotógrafo Edward Muybridge en el siglo XIX, otras, como en La cabina, para configurar la metamorfosis de lo humano, obras vistas en Transmutaciones en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de San José, 1999.

Instalación de alta densidad tropológica, El hangar le abrió perspectivas temáticas inéditas en relación con cuestiones de máxima actualidad supeditadas a los cambios vertiginosos acontecidos a escala mundial en los decenios más recientes, modificaciones derivadas de las políticas y de los grandes flujos globales, por los cuales las categorías económicas, sociopolíticas, identitarias y las estrategias gubernamentales y empresariales no obedecen ya a la normativa homogeneizadora de la modernidad, sino más bien actúan desde una lógica de descentramiento favorecida por la revolución tecnológica, pero que plantea, paradójicamente, una dicotomía en la participación desigual de todos los contextos.

La pieza dialoga así dentro de una práctica artística motivada por estas nuevas condiciones. En particular, la cartografía se asume como un icono poderoso, sobre todo, por creadores del Sur, desde el cual numerosos artistas trasvasan a la representación de la superficie terrestre los más disímiles asuntos, sean estos contextuales o globales. Después de Joaquín Torres García, en América Latina podemos recordar los mapas invertidos de Nicolás García Uriburu (Argentina), una operatoria de trueque de sentidos donde el sur de pronto devenía norte y viceversa; el subcontinente germinado de Ricardo Benaim (Venezuela); el planisferio de Tonel (Cuba) constructo con la reiteración obsesiva de la isla de Cuba conformando la territorialidad de cada continente en una insularidad desbordante; o las fronteras y límites en los mapas de Miguel Ángel Ríos (Argentina-Estados Unidos).

Compuesta por la réplica del avión, emblema de los adelantos en materia de tecnología y el medio de transporte que revolucionó los desplazamientos planetarios e instauró una nueva era de conectividad intensificada en nuestros días, así como por el mapa monocromo, de bordes difusos, indiviso y sin demarcaciones, daba pie a múltiples lecturas, ante todo sobre la visión monolítica del planeta y la invalidez de las particularidades contextuales y culturales en función de lo global. Al sobrevolar simbólicamente el mundo en aquel itinerario ficcional, dejando atrás el mapa de la tierra, más allá de ser la invención que facilitó los contactos mundiales, el viaje, que une y conecta escenas y territorios, el avión connotaba un nuevo orden de representaciones, trazados y territorialidades configuradas e impuestas por la hegemonía, más proclive a una homogeneización mal llamada universal que a comulgar con una multiplicidad geográfica, etnocultural, social, política, de lengua o credo a contracorriente de las jerarquías tradicionales imputadas a las identidades, entendidas ahora como construcciones vivas y dinámicas, enriquecidas por el nomadismo global, físico, mental o cibernético, la deslocalización o el entrecruce de signos, experiencias e información actuantes en las relaciones humanas y la interacción social.

Desde entonces, las reglas de juego del “capitalismo salvaje” y los modelos de mundialización contribuyen a expandir ese texto visual tan complejo. Inspirado en el mítico relato hace Babel para el Colegio Humboldt de San José, 2007, a partir de una estructura vertical de andamios de metal con un monitor suspendido dentro de una tela roja al centro, en cuya pantalla una mano emborrona palabras-arquetipos de valores éticos, familiares, sociales, humanos amenazados o en peligro de extinción, que se desvanecen progresivamente en una solución de alto vuelo poético, contención y lucidez.

No es posible desconocer la producción de Manuel Zumbado a los efectos de percibir mejor los saltos profundos acontecidos en las escenas artísticas centroamericanas, con la pujanza del video, el video juego y del audiovisual incluidos, pues figura entre los pioneros en incorporar en el istmo ese componente como parte de un instrumental discursivo muy eficaz en el diseño de grandes y complejas instalaciones que encaran las interacciones muchas veces dicotómicas entre la realidad costarricense, y por extensión regional, y la globalización, desde un imaginario incómodo signado por una perspectiva problematizadora.

"Uno ve lo que sabe"(Comentarios acerca de la obra de Manuel Zumbado)

El puente es ese pájaro de piedra que permanece en vuelo constante.

Juan García Hortelano

"Uno ve lo que sabe" repite a menudo el pintor Manuel Zumbado. Ver y hacer ver lo que se sabe es, para este artista, una regla de vida y una regla de su oficio. Una vida y un oficio que él relaciona con su infancia dichosa, con el goce del juego y con el poder creativo de la imaginación.

Manuel ha querido contar la realidad de su paías, de su región, y de su mundo. Para ello suele echar mano de lo que ha comprendido y de lo que ha visto con esa mirada suya entrenada para escrutar el fondo de las cosas. Y lo que sabe y lo que ve, pero también lo que siente e intuye a propósito de un país fracturado, lo articula en sus imágenes y en sus estructuras.

El arte de Manuel Zumbado construye un mundo simbólico en el cual uno reconoce la violencia que nos acecha. Sus cuadros e instalaciones producen atmósferas tensas y revelan que él ha visto y no esconde asuntos acerca de los cuales otros prefieren no saber o frente a las cuales voltean el rostro. En sus trabajos uno encuentra indicios de procesos y eventos históricos dañinos. Hay también expresada una indignación moral que se resiste a aceptar como natural la crueldad, la matanza, el saqueo y la destrucción de lo que podría unirnos como especie y como sociedad.

Sus trabajos pictóricos y sus instalaciones revelan el peso y la densidad irrespirable de algunos procesos y eventos históricos. La intensidad de sus trazos construye imágenes de la desolación, sin alegrías simuladas ni liviandades que consuelen. Efraím Hernández ha dicho que se trata de una pintura convulsa que produce caos y conmoción en el lienzo con sus recias y desgarradoras pinceladas. Es una definición justa.

El arte es el reino de la libertad y otros artistas eligen construir atmósferas y mundos simbólicos para encubrir y poner velos sobre lo insoportable y ominoso de nuestras vidas y sociedades. Así creen contribuir a conservar el orden del mundo. Algo parecido ocurre con los noticiarios que esconden, tras el espectáculo y la frivolidad, las razones que explicarían la vida destruida de tantos países y de tantas personas. Es sólo que en este ocultamiento hay un cálculo obsceno y despreciable.

No es este el caso de Manuel Zumbado ni el de algunos de sus compañeros de viaje como Ottón Solís y José Miguel Rojas. Sus trabajos no buscan complacer a los buscadores de imágenes bucólicas. Al contrario, hacen saber y hacen ver algunas fracturas de nuestras vidas y de la vida social de esta Costa Rica tan tentada siempre a imaginarse a salvo de todos los desastres. Este es un país violento en su falsa calma. Profundamente agresivo en su estilo educado y amistoso. País de fauces dispuestas a hacer su trabajo al menor descuido y siempre de medio lado. Como los animales que imagina y dibuja Manuel, animales que son al mismo tiempo símbolo y víctimas de la violencia desatada, despedazados por las carreteras o chorreando sangre en los mataderos.

Aunque no aparecen nunca directamente en sus cuadros ni instalaciones, Manuel Zumbado recuerda asuntos de este país que no deberíamos olvidar: el saqueo y la quiebra de los bancos, lógicas económicas devastadoras y empobrecedoras, horizontes de convivencia degradados y empobrecedores, desmantelamiento de instituciones valiosas en las cuales encontrábamos una cierta protección.

Sus animales fieros o desangrándose revelaban un mundo social hostil y desconfiado que enseña sus dientes y amenaza a quien se acerque. Sus imágenes de guerra, de esa guerra de Irak que no cesa, ampliaban, mediante vídeo-instalaciones, su mirada acerca de un sistema obsesionado con el castigo, el despojo, el saqueo y la violencia gratuita.

A mediados de la década de 1990 Manuel Zumbado comienza su trabajo en torno a metáforas estructurales centrales en la construcción de la humanidad y de las sociedades humanas: puentes, torres, edificios. En este giro hacia las estructuras, él reserva un lugar privilegiado para los puentes, quizá las más simbólicas y amadas de las obras públicas.

En sus pinturas e instalaciones los puentes están hechos de materiales ya utilizados de otra manera en casas o edificaciones. él les llama materiales vividos. Sus puentes no tienen ríos ni orillas y están siempre en el centro de escenarios desolados. En su dura belleza, son estructuras rotas y dolientes que impiden seguir y hacen consciente y visible el vacío. Puentes rojos y grises con horizontes convulsos y tormentosos. Cuando están habitados, hay personas detenidas, mirando hacia adelante, allí donde adivinan el reino que estaba para ellos y que ya no podrán alcanzar.

Para no decir directamente su malestar y su rabia, algunos dan el rodeo de las metáforas y hablan de un país que se nos escapa de las manos, de un país a punto de disolverse en el aire, de un país imposible, de un país saqueado. Manuel Zumbado ha decidido imaginar este país como un puente frágil y roto, como un proyecto incumplido, como el lugar de las vidas quebradas. Los puentes derrumbados son como una cicatriz imposible de cicatrizar entre una sociedad y el proyecto que debía ser cumplido.

En el año 2007, Zumbado presentó pinturas de gran formato y video-instalaciones en el Colegio Humboldt. La exposición llevaba por título Babel, esa afortunada y vieja metáfora de una estructura fracasada y destinada a dividir a quienes se imaginaban juntos. En ella presenta estructuras imponentes y avasallantes que parecen a punto de aplastarnos y que oscurecen el horizonte y el cielo.

Pero en medio de las estructuras opresivas o fracturadas, el arte de Manuel Zumbado sabe y enseña que no todos los colores son de muerte, que los puentes pueden ser reconstruidos o inventados con otros materiales y que aún podemos hacer juntos el viaje por la vida.

Es curioso. Cuando Manuel Zumbado dibuja o construye aviones estos son puentes móviles que aprendieron a volar para cumplir de otra manera su función de siempre: llevarnos de un lugar a otro, acercarnos a otros.

Por eso, aún cuando su arte es duro y tenso, y no hace concesiones de ningún tipo, no es una invitación a la amargura ni a la desesperanza. Sin ser un arte esperanzado, el suyo es un trabajo que se alza en contra de violencias y crueldades que nadie tiene derecho a derramar sobre el mundo y las vidas humanas. El suyo es un arte duro y tenso, y tierno, como un reclamo amoroso empeñado en no dar nunca lo humano por perdido.

"Una Mente Elástica"

Tiempo, espacio, materia e individualidad son las dimensiones de la condición humana por las que tiene, hoy en día, que navegar un artista contemporáneo si su intención es proyectar un mensaje de cambio continuo y de lucha permanente contra los prejuicios contextuales, mediáticos y culturales que sirven de referentes a los curadores de arte y el público para opinar sobre lo bueno, lo malo y lo feo de cualquier obra artística.

 

Dentro de este turbulento escenario, destacan ciertos artistas por la plasticidad y elasticidad mental necesarias para dominar - además de la parte artística y conceptual de una obra - la ciencia y técnica del momento, un factor  que ayuda a los espectadores a encontrar la esencia del mensaje y a imprimir, a la vez, un registro más en sus bibliotecas asociativas mentales, registro que podrá extraer en la circunstancia adecuada con el objetivo de  formular sus propias estrategias de vida.

 

La versatilidad, la percepción estética y sobre todo el dominio de la ciencia y técnica del momento es lo que levita a un artista como Manuel Zumbado hacia el exterior de una esfera imaginaria, donde el artista logra encapsular su visión personal del significado de la aparente trivialidad de la vida cotidiana. Con elementos familiares como un perro callejero, un cerdo o hasta elementos estructurales en aparente estado de destrucción y olvido (un puente, una silla…), Zumbado logra cautivar la atención de aquellos que apreciamos la metáfora como herramienta del entendimiento.

 

Mas aún, su sensibilidad artística no termina en lo estético o conceptual sino que logra, por medio de la utilización de materiales y dispositivos tecnológicos, que el observador interactúe formal e informalmente con la obra. Tal es el caso de “El péndulo”, perteneciente a su colección Transmutaciones, del año 1999. En esta obra, el espectador interviene haciendo oscilar un péndulo con una cámara y una luz estroboscópica que apuntan hacia unas imágenes en serie, emulando el obturador de una cámara de cine. La imagen que se obtiene es una derivación de las imágenes que se proyectaban a través de un zoetrope en el siglo diecinueve, donde un hombre con alas avanza y retrocede al compás del péndulo, perdiendo sus alas al retroceder y retomándolas al avanzar, lo que semeja el ritmo natural de la vida y la  lucha constante por alcanzar la felicidad y superar los inevitables retrocesos del camino.

 

Esta no es la única obra en que Zumbado usa la tecnología como recurso para involucrar al espectador en su viaje por la búsqueda de la verdad a partir del arte. El infinito baúl de sorpresas del artista se compone también de PLCs, fotoceldas, estructuras y otras monerías que testimonian su aguda vena camaleónica a lo largo de una carrera llena de éxitos y aventuras.

Manuel Zumbado La Corporación

Manuel Zumbado has maintained a very close link with the Cultural Center of Spain, from where we've seen him grow as an artist with pride, from being one of our first graphic designers at the beginning, back in the year 1,992.

Always believed in the artistic work of Manuel and already in the year 1,993, support him in the publication of a large-format catalog that reflected his art work at the time, focusing on the figures of animals, which earned him the National Award for painting.

Since then, Manuel has maturing as an artist and develop other lines of creation in his plastic work, very associated undoubtedly with the German contemporary art, but where we can not fail to perceive a bias in formalist attachment to the works of authors Spaniards as Tapies and Barceló, without neglecting the social commitment, as it had with Picasso with his Guernica before the events of 37. Because Manuel is an artist committed to the problems of modern society.

Thus, in its latest installation of structural images The Corporation, displayed at the Cultural Center of Spain, Manuel shows that continuing commitment, with a vision of globalization and its consequences, through the metaphor of the fallen tree, we recalls that life must love her and care.

Therefore, for the Cultural Center of Spain is pleased to publish this book Manuel Zumbado, which shows the outstanding work that this artist has developed in recent years with the theme of the structures and wanted to close The Corporation, to display to the public, the stage of its journey. A book, which in addition to the images, texts that are reflected on the work of Manuel, write Efrain Hernandez, Jose Manuel Noceda, Andres Jimenez and Alexander Pozuelo.

There is our thanks to all of them, of course; to Manuel as well. We hope that this book interests them and allows them to know and understand better the work of this artist in Costa Rica.

Arte y Pasión, Forum Deutsches Museum, München. Mundial de Fútbol.

Como parte de la presencia nacional en los eventos del Mundial de Fútbol que se celebra en Alemania, el artista Manuel Zumbado ha construido un espacio de instalación con componentes diversos que combinan lo pictórico con objetos seleccionados para configurar una dimensión poético-evocativa con el tema del fútbol.

La pieza evade los motivos e imágenes tradicionalmente asociados para representar este deporte y plantea -por medio de íconos que sintetizan la idea del juego como competencia amistosa y práctica cultural e identataria- asociaciones vinculadas a la memoria y el recuerdo de las experiencias compartidas desde la niñez en torno a este deporte de gran difusión mundial.

Las pinturas que definen el espacio de forma semicircular están realizadas con una técnica espontánea que enfatiza las virtudes del accidente controlado y las sugerencias de las veladuras de la acuarela y los empastes texturizados. Estas calidades pictóricas conceden a la instalación una peculiar dimensión estética poco usual en el tratamiento de temas de este tipo.

Las superficies así logradas resultan sugestivas y su fuerza evocadora ofrece una metáfora personal del pintor acerca del deporte como comunicación y encuentro y especialmente como memoria y espacio de identidad e identificación.

Cada pintura estructura en sus manchas informes la sugestión del juego tal como se practica popularmente desde la infancia en espacios sociales lúdicos a manera de remembranza de una experiencia compartida por miles y miles de ciudadanos del mundo.

Desde el "campo" de juegos más rudimentario hasta el balón que golpea las mallas de un gran estadio con una anotación y los implementos de equipo necesarios para la práctica del deporte, cada figura en esta instalación, sintetiza objetos y acciones que se convierten en íconos laudatorios del evento celebrado.

La instalación realizada en esta ocasión es parte de una experiencia iniciada hace muchos años por Manuel Zumbado, quién practica esta forma de hacer arte desde tiempo atrás. Zumbado posee una larga trayectoria como artista instalador en obras que incluyen elementos de carácter tecnológico combinados con elementos más tradicionales como la pintura y la talla en madera.

Esta historia se inicia con "Paz en Centroamérica" (1991), video-instalación seleccionada entre las obras que visitaron varios museos alemanes durante los años 1992 1993 como parte de la exposición Kunst aus Costa Rica: Die Expressionistischen Tendenzen.

Varios museos del país han albergado sus instalaciones, así en 1993 "El Paraíso" y "Atrapados" formaron parte de su exposición en los Museos Banco Central. En 1996 Zumbado realiza varias instalaciones para el Museo de Arte Costarricense ("El Puente") la Meredith Kelly Gallery ("Contradicción") y el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo ("Los ojos del Señor velan por este hogar"). Al año siguiente el Instituto Goethe, presenta "Intervención" y "El Péndulo" en su sede de San José, El Museo de Arte y Diseño Contemporáneo monta en el año 1999 las instalaciones "El Péndulo" y "La Cabina".

Recientemente, el Museo de Arte Costarricense incluyó en su guión una versión de la instalación con que Zumbado participara en la V Bienal de la Habana en 1994. Manuel Zumbado es un nombre importante entre los pioneros de la instalación en el arte costarricense.

En esta ocasión la instalación preparada para el Forum Deutsches Museum en München se acoge a un carácter lúdico y sugerente de tono celebrativo que invita al goce de la experiencia del deporte y el compartir de la camaradería entre las naciones.

En el interior del círculo sugerido por las telas del fondo cuelgan unos balones que lentamente destilarán los colores de nuestra bandera sobre el piso cubierto por la figura de otro balón sobre el cual podemos leer un mapamundi. La caída seriada de los colores de la bandera patria, azul, blanco y rojo, terminará por dibujar un tejido de colores a través de los cuales se trasmite el deseo de ofrecer al mundo la amistad de nuestro país a través del símbolo de nuestra bandera.

La obra que no estará terminada hasta el momento en que los tintes se agoten adquiere así una dimensión de proceso que repite la acción temporal de la celebración del acontecimiento deportivo que se evoca con la instalación.

Zumbado "entrega" con los colores que simbolizan al país un mensaje de amistad y afecto y confirma la importancia del deporte en la formación de las experiencias de muchas culturas en las que la práctica de este deporte está unida a los procesos de construcción de identidad social.

Efraín Hernández V.
Historiador y Curador
Universidad Nacional

Kunst und Leidenschaft Forum Deutsches Museum, München, Fußballweltmeisterschaft 2006.

Als Teil der nationalen (costaricanischen) Präsenz im Rahmen der Fußballweltmeisterschaft in Deutschland, hat der Künstler Manuel Zumbado eine Ausstellung geschaffen, die sich aus verschiedenen Elementen zusammensetzt. Diese Elemente verbinden das Malerische mit ausgewählten Gegenständen, um eine poetisch- evokative Dimension zum Thema Fußball zu schaffen.

Im Stück werden die traditionellen Motive und Bilder, die mit Fußball verbunden werden, vermieden. Mittels Ikonen wird dafür eine künstliche Vorstellung erschaffen, das Spiel als freundschaftlichen Wettbewerb und als eine kulturelle und identitätsschaffende übung zu betrachten. Verbunden werden damit die Erinnerungen früherer Jahre, die in Zusammenhang mit diesem Sport, weltweite Verbreitung finden.

Die Malereien, die den halbkreisförmigen Ort abstecken, sind aus einer spontanen Technik entstanden, die nachdrücklich die Tugend des kontrollierten Unfalls, Vorschläge aus Aquarellschatten und die Füllung des Textes betont. Diese malerische Beschaffenheit verleiht der Ausstellung eine eigentümliche ästhetische Dimension, die sonst wenig Anwendung für dieses Thema findet.

Die damit geschaffenen Inhalte stellen sich als spannend heraus und ihre Kraft präsentiert eine persönliche Metapher des Künstlers, der sich dem Sport in Form von Kommunikation, Aufeinandertreffen und besonders durch Erinnerung und als Medium für Identität und Identifikation annähert.

Jedes Gemälde gliedert in seinen unförmigen Flecken die Idee des Spiels, ebenso wie man es seit der Kindheit gerne in sozial spielerischen Orten ausübt, als eine mit tausenden Bürgern der Erde geteilte Erinnerung.

Vom rudimentären Spielfeld bis zum Ball der die Maschen eines großen Stadiums trifft, durch Aufzeichnung und die notwendige Ausführung der Ausstattung um den Sport auszuüben, stellt jede Figur in dieser Ausstellung die Ziele und Aktionen künstlich her, die sie in bejubelte Ikonen des gefeierten Ereignisses verwandelt. Die Ausstellung die zu diesem Ereignis verwirklicht wird, ist Teil der Erfahrung, die Manuel Zumbado, der diese Art Kunst zu produzieren seit langem ausübt, gemacht hat und macht.

Zumbado weißt einen langen Lebensweg als Künstler auf, der in seinen Werken Elemente technologischen Charakters in Kombination mit mehr traditionellen Elementen wie Malerei und Holz, montiert.

Diese Geschichte begann mit Frieden in Zentralamerika" (1991), eine Video Montage, ausgewählt aus Werken die in verschiedenen deutschen Museen in den Jahren 1992 und 1993 als Teil der Ausstellung Kunst aus Costa Rica: Die Expressionistischen Tendenzen" gezeigt wurden.

Verschiedene Museen des Landes haben seine Montagen ausgestellt - 1993 bildeten El Paraíso"(Das Paradies) und Atrapados"(Gefangene) Teil der Ausstellung in den Museen der Banco Central (Zentralbank).

1996 stellte Zumbado verschiedene Montagen im Museo de Arte Costarricense (El Puente"- die Brücke), in der Meredith Kelly Gallerie (Contradiccion - Widerspruch) und im Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (Los ojos del Señor velan por este hogar) die Augen des Herrn wachen über diesen Ort) aus. Im nächsten Jahr präsentiert das Goethe - Institut die Werke Intervención" (Eingriff) und El Péndulo" (das Pendel) in seinem Sitz in San José. Das Museo de Arte y Diseño Contemporáneo zeigte im Jahr 1999 die Montagen "El Péndulo" (das Pendel) und "La Cabina" (die Kabine).

Erst vor kurzem nahm das Museo de Arte Costarricense eine Version seiner Montage mit welcher er 1994 bei der V Biennale in Havanna/ Cuba teilnahm, in ihren Katalog auf. Manuel Zumbado ist ein wichtiger Name unter den Wegbereitern der costaricanischen Montagekunst.

Bei diesem Ereignis hält sich die Montage, die für das Forum Deutsches Museum in München, an einen spielerischen und anregenden Charakter und lädt zum Vorgeschmack auf das Erlebnis Sport und das Teilen der Verbundenheit zwischen den Nationen ein.

Im Innern des Kreises, der angedeutet wird durch den Vorhang im Hintergrund, hängen Bälle, die langsam ihre Farben wie die Farben der Flagge Costa Ricas ändern. Sie hängen über dem Boden, der bedeckt ist durch einen anderen Ball auf dem wir die Weltkarte lesen können. Das Wechseln der Farben der Flagge von blau zu weiß und rot, schließt mit dem Zeichnen eines Gewebes aus Farben. In diesem wird der Wunsch überliefert, der Welt die Freundschaft Costa Ricas durch das Symbol der Flagge Costa Ricas entgegenzubringen. In dem Kunstwerk, das nicht beendet ist bis zu dem Moment in dem sich die Farben verschleißen, wird somit eine Dimension des Prozesses erlangt, der die zeitliche Aktion der Feier zur sportlichen Anerkennung, die in der Montage wachgerufen wird, wiederholt.

Zumbado überliefert mit den Farben, die Costa Rica symbolisieren, eine Botschaft der Freundschaft und Zuneigung. Er zeigt die Wichtigkeit von Sport bei der Formung von Erfahrungen vieler Kulturen, in denen dieser Sport den Prozess der Konstruktion der sozialen Identität vereint.

Efraín Hernández V.
Historiker und Kurator
Universidad Nacional

"Havana Bienal offers a look at art through Cuban eyes"

The most persisten images of the Bienal - by Cubans and artists of other nationalities - are boats and airplanes. The simple reading of this imagery is as a means of escape. But the artist's intentions vary. Costa Rica's Manuel Zumbado has created a makeshift airplane, a replica, he says, of the Wright Brother's original. For him the plane signifies "the possibility of bringing people together."

Meditaciones sobre el tema de la Bienal

Desarrollar un proyecto que plantee una reflexión sobre la contemporaneidad del hombre en nuestros dias , no es una tarea fácil , dada la complejidad de la comunicación y el diálogo entre seres humanos en medio de proyectos globales, económicos e informativos. Esta complejidad alcanza niveles de ambiguedad, donde la propuesta internacional es generar un ser humano, más uniforme, mientras tanto en algunos lugares del mundo la información y los esquemas globales no tienen entrada, pienso en algunas comunidades de nuestro país,por ejemplo que no tienen accseso a las redes internacionales de información, interned , cable o las más elementales teléfono o la televesión misma; generando eventualmente una brecha mayor entre unos y otros.

Partiendo de lo anterior, desde hace algunos meses atrás, en coincidencia con los objetivos de la Bienal, yo ya había venido reeplanteandome una nueva directriz para mi trabajo y este es para mi uno de los temas más apasionantes de nuestro tiempo. La lectura de los mapas, desde la perspectiva física de las divisiones de los paises, sino desde la pespectiva cultural, hacen del mundo un lugar casi ilegible , donde la determinaciones fisicas planteadas por el hombre mismo, no tienen ninguna validez; cito el ejemplo en este momento donde precisar la frontera de Nicaragua en relación con Costa Rica , sí establecieramos un mapa de llamadas telefónicas entre los nicaraguenses residentes en nuestro país y el suyo (dada la inmigración que alcanza ya más de medio millon de nicaraguenses ). Donde vamos a definir esa frontera sí culturalmente ya de por sí, es dificil de establecer. Las fronteras culturales hacen del mundo un lugar nuevo, donde vamos a tener multiples lecturas y es claro que la acentuación de las diferencias pueden marcarnos más aún, donde las políticas internacionales marcan una pauta a la standarización de los seres humanos.

El uso de las metafóras es para mí un recurso importante, sobre todo cuando se quiere hablar de una visión de lo humano como definición, en vísperas de un nuevo siglo, un nuevo reto, un nuevo vuelo. Creo que el hombre ha venido forjando su historia dentro del calor de su cultura , siempre amparado a estructuras, ya sean estas económicas políticas y sociales. Estos tres conceptos anteriores de estructura, mapa y vuelo, me han llevado a la reflexión de la siguiente propuesta:

Construir una estructura de vuelo (aeronave) de gran escala alrededor de unos 7 metros de longitud de extremo a extremo de sus alas , donde se puedan observar sus componentes estructurales, cubierto apenas de un forro de papel traslucido que efectivamente me proporcione una permiabilidad visual de su estructura. Metáfora del vuelo que el hombre ha tomado desde sus orígenes por encontrarse así mismo y la busqueda incansable por autodefinirse cotidianamente, por esta razon me lo planteo colgando en la parte superior del espacio o galería.

En la parte inferior, justo debajo del aparato colocaría un video-proyector dirigido al avión en función de pantalla de proyección, donde se prodrán observar mapas que nos enseñan diferente divisiones que se han ido forjando desde la perpectiva cultural de los diferentes lugares del mundo, mapas que nos muestran regiones del mundo por zonas de manifestaciones religiosas, mapas de lenguas , mapas de lenguas indígenas, mapas de cultivos, mapas de geografía , mapas del comercio entre pueblos, mapas de comunicaciones , mapas de vuelos.

En un momento en que se estructura una globalización donde desaparecen los diferencias culturales, sustentada en que la deferencia genera distancia, es lo que nos aleja el uno del otro.

Es precisamente aquí el lugar donde se requiere una lectura de la estructura combinada con mapas y zonas que conforman un aparato de vuelo de zonas y regiones indefinibles, donde imperan valores de cultura que entendidos de la mejor manera, van a conformar una heterogeneidad universal que pueda enriquecer al ser humano, anhelo metafórico de que nos acerca al otro.

"Vuelos para meditar" Nueva Pintura de Manuel Zumbado.

... Poder volar cuando la tarde muera
entre fugaces lampos ambarinos
y oponer a los raudos torbellinos
el ala fuerte y la mirada fiera.
Huir de todo lo que sea humano;
Embriagarme de azul ... Ser soberano
De dos inmensidades: mar y cielo,

"Vuelo supremo", Julián Marchena.

Con "Vuelos para meditar", Manuel Zumbado ofrece al público una pintura novedosa, diferente a aquella que conocemos y asociamos con el pintor. Ahora las superficies antes densas y violentas adquieren una nueva dimensión que las hace translúcidas, cambiantes, indefinidas, informes y mucho menos agresivas.

Los nuevos contenidos han modificado la paleta, transformado la superficie pictórica y variado los aspectos técnicos.

Las figuras dominantes son el cielo y un pequeño avión que recuerda los albores de la navegación aérea.

En las distintas pinturas el avión alza vuelo, se remonta en el azul, se agita entre nubes de tormenta y se desploma en vertiginosa caída hasta estrellarse envuelto en llamas contra el suelo.

Volar fue por mucho tiempo el sueño de los seres humanos y el vehículo mítico que cobijó las aspiraciones de libertad y cambio, de trascendencia y progreso. Alcanzar el sol y más allá, consumió los desvelos de Dédalo e Icaro, incentivó las geniales invenciones de DaVinci y nos condujo hasta las máquinas voladoras de los hermanos Wright.

Todas estas instancias ilustran ese deseo de conquista, de romper fronteras y superar barreras tan relacionado a la transformación, al avance, al progreso, al movimiento; en fin, a los procesos de la vida y su sentido.

En los lienzos de Zumbado el avión y los cielos se convierten en las metáforas de este ancestral deseo de trascender, de ir más allá, de abrir nuevos horizontes, de pasar de un estado a otro, o simplemente de existir.

Máquina y naturaleza son sinónimos de las fuerzas en juego en esa travesía accidentada que llamamos vivir; a veces certera y decidida, otras veces perdida entre la bruma a punto de sucumbir.

Las superficies pictóricas de los nuevos cuadros de Zumbado, por la naturaleza de su ejecución, trasmiten con propiedad la dificultad de la faena, lo impredecible del espacio que debe surcarse y plantean la inminencia del conflicto entre la tarea emprendida y las condiciones del vuelo. La atmósfera cambiante permitirá el goce en la elevación, el disfrute de remontarse o condenará la travesía a la tragedia de la caída.

El espacio informe, acentuado por las manchas logradas con el "accidente controlado", plasma el "vacío" mutante por el que transita el impulso de navegar.

Aunque parezca muy nueva la idea, podemos encontrarla de alguna manera comprendida en discursos anteriores del pintor: en las estructuras inútiles que colapsan y se estrellan contra el suelo y en sus instalaciones donde el hombre alado emprende como Sísifo una tarea que parece irremediablemente condenada a volver sobre sus pasos una y otra vez.

El ser humano, por la fragilidad de sus acciones a lo largo de la historia, constantemente debe rehacer el esfuerzo de su tarea vivencial. Elevarse y volar, remontarse en el infinito azul, pero también caer e iniciar la tarea una vez más.

En "Vuelos para meditar" existe un conflicto entre lo natural y lo cultural que se ofrece también como veta de significación: travesías para reflexionar en lo precario de la condición humana, en lo futil de sus creaciones.

La vida, el ideal y la realidad, la gloria y el fracaso; el devenir de la historia como resultado de la interacción entre cultura y naturaleza son ideas que nos sugiere la contemplación de la serie de telas que marcan un nuevo capítulo en la obra de Manuel Zumbado.

Al calor de un viaje

Manuel Zumbado se va bien arriba en su próxima exposición, una muestra de acrílicos de gran formato en la que explora el vuelo como tema.

PARA MANUEL ZUMBADO, un avión no es solo un avión: él le acredita sus propias sensaciones: "Es vuelo, paso por la geografía, comunicación; es cercanía de unos con los otros; es cruzar el océano; representa un poco la nostalgia y el anhelo de ir más allá...". No solo lo afirma sino que lo imprime con brocha en su exposición Meditación de un vuelo para una bienal.

El trabajo, que está abierto al público en la Galería Enrique Echandi, es una muestra de acrílicos de gran formato, un tamaño que siempre ha sido de su gusto.

Trabajar bajo la inspiración de un vuelo no es nuevo para Manuel, quien ya lo había hecho anteriormente en la Bienal de La Habana (Cuba). En ella participó con un avión de ocho metros de envergadura-. La muestra recién estrenada viene a ser una extensión de los temas que ha tratado.

En cuanto a la técnica, en Meditación de un vuelo para bienal, Zumbado sigue trabajando la luminosidad, los colores traslúcidos y las figuras difuminadas que trató en su anterior exposición: Transmutaciones, muestra en la que combinó plástica y escenificación.

"Estoy trabajando el acrílico como si fuera una acuarela, con figuras más difuminadas, con mucha, mucha agua. La idea es crear una especie de misterio. Basta con observarla para encontrar, después de un momento, cosas que a primera vista no estaban", comenta el artista.

Manuel aclara que esta exposición no será el regreso al caballete después de incursionar en las instalaciones y el video, sino que se trata más bien de un planteamiento muy libre con texturas y visos de arte contemporáneo.

Transmutaciones

El arte de la instalación se inicia en los cincuentas y es una de las más recientes manifestaciones en el arte en constante crecimiento y ebullición.

Todo el ciclo de desarrollo artístico se inicia en las paredes irregulares de las nuevas de Altamira y Lascaux, con simples y gloriosos dibujos que registran la acción del cazador y sus presas de este punto el arte evoluciona hasta llegar al Siglo XVI, en donde hasta entonces la expresión artística ha sido casi siempre parte integral de la arquitectura, plasmando eventos importantes socio-políticos y religiosos.

El artista inicia la creación de la pintura portátil ya que de ser artesano dependiente de un patrón, un papa o un emperador, pasa a ser artista independiente ganando así su libertad de expresión y la posibilidad de trabajar en su propio estudio. El artista ya puede transportar y ofrecer sus obras a más clientes y dejar de trabajar solo por comisión.

El intercambio comercial trae como resultado la creación de Museos y Galerías.

Toda vez inspirados en la Guernica de Picasso inician las obras de proporción heroica como las de Jackson Pollock y Barnett Newman, Frank Stellar artista norteamericano, libera el formalismo del rectángulo presentando formatos en diversas formas geométricas y los trabajos de Segal y Kaprow introducen de nuevo en el arte de la energía y fuerza de vida del medio ambiente. En los años 60 s y 70 s el arte se transforma en expresión más conceptual y las posibilidades intelectuales se expanden a lo largo de todo este siglo, dando inicio a la creación de la obra de arte conceptual virtualmente invisible, a las instalaciones efímeras, y a la mezcla de técnicas no tradicionales que incorporan imágenes en movimiento; viene un giro de apertura a experiencias diferentes a las tradicionales que insisten en penetrar en el mundo de lo cotidiano.

Los museos y las grandes galerías se han convertido en los patrocinadores de la gente creativa que investiga la estética "avanzada" con nuevos valores- y de propuestas experimentales que buscan provocar al espectador haciéndolo sentir espacios reales y no símbolos alusivos.

Los artistas que trabajan técnicas no convencionales como las instalaciones, se han convertido en los exploradores de la nueva generación, que irrumpen en un campo duro de lograr, ya que su sello no comercial dificulta la posibilidad de financiamiento.

El Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica tiene el orgullo de presentar al borde del nuevo siglo, a uno de esos exploradores Manuel Zumbado cuya obra prolonga la experiencia humana y crea situaciones reales que permiten al espectador ser parte de la experiencia artística. Al espectador se le presenta la posibilidad de integrarse a espacios y circunstancias creadas por el artista que promueve una vivencia humana, y arman un puente una prolongación entre las fantasías, costumbres, expectativas y el mundo real de lo cotidiano del ser humano en sociedad.

En esta ocasión el artista utiliza la luz, la interacción espacio espectador y el proceso mental de imágenes impregnadas culturalmente en su experiencia interior, a través de lo experimentado en el costumbrismo y los Festejos Populares de nuestro país, Costa Rica.

El espectador es introducido como arte y parte de la obra artística.

Zumbado integra al visitante atrayéndolo por la curiosidad y la emoción sorpresiva, sirviéndose de un cuerpo y acción para hacerlo vivir individualmente un proceso correctivo.

Son estos artista exploradores los que llevaran a al experiencia artística hacia puertas desconocida en le mundo de la expresión imaginativa, que cada día tiende mas a involucrar al espectador, obligándolo a abandonar cada vez con mayor fuerza su posición pasiva-recptiva que tradicionalmente ha asumido.

Bienvenido el nuevo milenio un aplauso a quien toma el riesgo de dar nuevos pasos. Necesitamos gente atrevida e innovadora en el campo de la expresión artística.

Debemos tener una mente abierta, madura y espontanea para poder recibir con naturalidad y sin perjuicios escenas o prolongaciones de la vida privada del ser humano en la lucha por sobrevivir.

El artista en su arte frecuentemente desnuda el alma y pone al descubierto su mundo interior, su esencia que es única en cada uno de nosotros, pero que en resumen habla de dolores, alegrías y placeres que todos hemos vivido.

Las Mutaciones de Manuel Zumbado

Cuando era estudiante de arquitectura, Manuel Zumbado se escapaba de clases para pintar; desde que es artista plástico se escapa de la tela para dedicarse al montaje de sus estructuras. El resultado: exposiciones que siempren combinan plástica y escenificación, como la que realiza actualmente en el Museo de Arte y Diseño Contemporaneo.

Pintor de pocos trazos y gran fuerza expresiva, Manuel Zumbado siente que la pintura no le exige suficiente trabajo manual y por eso se enfrasca en la confección de planos, organigramas, cabinas, cámaras, efectos de luz, para montar sus video-instalaciones, una excusa creativa que le permite explotar la veta familiar de operarios e inventores de máquinas, ya que la relación con su padre y sus hermanos se teje con telas de alambre.

Nacido en 1964, Zumbado se crió en un ambiente de fábrica, una industria familiar instalada por su padre en San Rafael Abajo de Desamparados, "un hombre muy ingenioso, un obrero de verdad", que diseñó gran parte de sus máquinas de trabajo. "La creatividad no es exclusiva de los artistas" -sostiene- y quizás por eso el pintor la busca por caminos poco aconsejados.

Transmutaciones, muestra abierta al público desde el 14 de abril y hasta el 26 de mayo, en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, Antigua Fábrica de Licores (FANAL), comprende tres instalaciones y una serie de cuadros donde el artista retoma una vieja afición popular por los espectáculos callejeros y las ferias de pueblo, como la mujer sin cabeza, el hombre-lobo, la mujer-largarto, donde la curiosidad se impone por más simple que sea el truco.

En La cabina, vemos a un Manuel Zumbado que se transforma en su propia escultura de hombre-jaguar y donde cada espectador puede mutar en un trabajo escultórico. Dicho en palabras de Rolando Barahona, director del Museo, el artista "crea situaciones reales que permiten al espectador ser parte de la experiencia artística".

La segunda de sus instalaciones, El Péndulo, es una idea sobre la cual ya ha trabajado (la montó en el Instituto Goethe en 1997), basada en la fotografía experimental de fines del siglo pasado y en los inicios del cine.

Esta vez, Zumbado presenta una versión mejorada del phenakistoscope, aparato de animación inventado por los precursores del cine, al cual le colocó una cámara de video, una pantalla de gran formato y una luz estroboscópica para proyectar la ilusión del movimiento y la ilusión de vuelo.

Contador de chistes, conversador de largo aliento, la cultura visual de Zumbado tiene una fuerte influencia del neoexpresionismo y de los video-instaladores, corrientes iniciadas en Alemania, país que lo marcó estéticamente a partir de un viaje efectuado en 1989.

Recurrente en algunos temas como la fusión de lo animal y lo humano (con el cual ganó el premio Aquileo Echeverría en 1993) y el efecto visual de El Péndulo, lo más significativo de Zumbado en esta exposición son sus cuadros.

Disolvencias

Rostros que miran a través de una ventana mojada, pupilas fracturadas por un golpe de agua, facciones que se desvanecen con la lluvia, implican un rompimiento con respecto a su pintura anterior, calificada por el historiador de arte Efraím Hernández Villalobos como "agresiva y convulsa, enraizada en la gestualidad".

Los chanchos, los perros, bodegones y puentes que fueron el sello distintivo de Zumbado, así como sus texturas densas, parecen haber cedido a la figura humana y a nuevas técnicas que tratan de dar al acrílico un tratamiento de acuarela, de maquillaje diluido en atmósferas húmedas y profundamente evocativas.

La lluvia como estado de ánimo, esas caras absorbidas por la humedad ambiente, fueron trabajadas a manguerazo limpio, una técnica de "shock" que no necesariamente recomienda. ¿Cuánta agua y a qué presión debe salir? Sólo Manuel sabe. Muy osado de su parte meter la pintura bajo el chorro y ver qué pasa.

Ya sea por obra de la casualidad o por haber cerrado a tiempo el tubo, lo cierto es que Zumbado logró interiorizar la lluvia en esas caras femeninas que se escurren lentamente, las disolvencias tan comunes al cine son plasmadas en el lienzo por este hijo pródigo de Desamparados, cuyo taller tiene todo el aspecto de un galerón industrial que entona con la fábrica y la comuna paterna en la que está inmerso.

Transmutaciones muestra un cambio genético en la pintura de Zumbado, más preocupado por la luminosidad, por colores traslúcidos y figuras difuminadas. Obedece a una necesidad interna de evolucionar, de "no apegarse a nada, que es un sentimiento muy contemporáneo", explica.

Estos estandartes que ondean en la sala de exhibición, incluyen al hombre que se escapa de la máquina de animación para conservar las alas que El Péndulo le quita, un homenaje a Edward Muybridge, el famoso investigador de la locomoción y autor de la secuencia fotográfica utilizada en la ilusión del vuelo.

Cuando toma el pincel y se olvida de toda la tarea técnica y operaria que demandan sus instalaciones, Zumbado alcanza un nivel de sugerencia y expresividad que contrasta con su afán de fundir vídeo y pintura, escultura y mecánica del movimiento.

Transmutaciones. Frente al descrédito.

Utilizando como punto de partida la cultura popular, sobre todo aquellos encuentros de ilusión que tantas veces nos maravillan en las fiestas de fin de año en Zapote Manuel Zumbado medita en sus instalaciones acerca de una de la actitudes humanas primarias: la fascinación con lo inexplicable.

El espacio arquitectónico toma cuerpo como una caja mágica de ilusiones y se convierte en el sitio idóneo en el cual Zumbado replantea su viejo interés por la fotografía experimental de fines de siglo y los inicios de la cinematografía, la cual logra finalmente crear y proyectar diversas ilusiones visuales y nuevas realidades míticas.

Desde tiempos inmemoriales el ser humano, a través de las diferentes mitologías y construcciones religiosas, ha comunicado su deseo de transcender y mutar en un ente mágico o elemental. Intentó tener acceso a las fuerzas esenciales de la naturaleza, viviendo entre la fascinación y el miedo que le produjo el misterio de aquello que escapaba a su comprensión.

Para trabajar en este tema, este artista se ha interesado en las representaciones precolombinas que unen lo antropomorfo con lo zoomorfo y en las leyendas o narraciones de la época de la Colonia como la Segua o la Tule Vieja. Se interesa también en las historias que escuchó en su infancia como es el caso de la figura en El Coco, con la cual las madres atemorizaban a sus hijos. Zumbado empleó como referente este rasgo cultural la elaboración que de él efectuó Francisco Amighetti en su libro Francisco en Costa Rica, para cuya ilustración el artista ejecutó un grabado en donde El Coco (Diablo) cubre su rostro con una máscara, elemento empleado desde tiempos inmemoriales para apropiarse y trasmutar en otra naturaleza.

Estas experiencias relacionadas con el temor, se unen con la fantasía de lo mágico de las fiestas populares de la literatura y el cine. Sin duda alguna, presenciar y experimentar la vivencia de la Casa de los sustos o La Mujer sin Cabeza; sufrir en la butaca de un cine viendo El Hombre Lobo o leer Nosferatu, nos introduce en esa región inexplicable en donde la realidad y el sueño, el miedo y el asombre, actitudes omnipresentes en la cultura humana desde tiempos arcanos, nos permite por instantes trascender la dimensión de la conciencia e introducirnos en la regiones de lo irracional.

La historia del arte desde sus primeros momentos nos ofrece en la representación del chaman la alteridad hombre-bestia, en la que la transformación y el zoomorfismo se alternan con la imagen humana. Durante muchos siglos el cristianismo en su iconografía vistió al mal y al pecado con las prendas de la mostruosidad temible y, en épocas más recientes, lo humano asociado con la bestialidad aparece en la obra de Goya, Ensor y Bacon, o en filmes como El Gabinete del doctor Caligari de Robeert Wiene que plantean la misma idea.

Manuel Zumbado renueva su interés ya probado en el ejercicio de la instalación, forma artística contemporánea, y en la que ha experimentado con el video como parte integral del concepto. Al practicar este tipo de arte Zumbado sigue el sendero que han trazado artistas del siglo XX como Marcel Duchamp, Joseph Beuys, Nam June Paik y Bill Viola.

Zumbado ha preparado entre 1993 y 1997 varias instalaciones para diferentes museos en Costa Rica como es el caso de la realizadas para los Museo de Banco Central, el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, el Museo de Arte Costarricense y el Instituto Goethe. En el exterior efectúo una instalación para la Merdith Kelly Gallery otra para la V Bienal de la Habana. En todas ellas la inclusión del video jugo un importante papel.

En las postrimerías del siglo, en tiempos de confusión y crisis, en un momento en que se habla del cambio de milenio en términos a veces fatalistas; los temores y creencias ancestrales toman una nueva dimensión en la vida social y se infiltran también en el diario acontecer de los seres humanos.

Frente al descrédito de lo racional, recrear estos sentimientos, desde el ámbito artístico se constituye en una reflexión sobre la condición humana. Condición que, pese a su gran desarrollo en muchos campos, continúa plagada de los mismos atavismos y temores que parecen ser consustanciales a la estructura misma del pensamiento humano y que le acompañan desde la alborada delos tiempos.

"Aproximaciones al trabajo artístico reciente de Manuel Zumbado."

Manuel Zumbado ha desarrollado junto a su pintura agresiva y convulsa, enraizada en la gestualidad y cargada de superficies de densos impastos, una forma contemporánea de expresión recurriendo al uso de la instalación.

Esta nueva forma expresiva se originó en 1991 con su exposición en la Galería Enrique Echandi en la que se incluyó un video como parte de una instalación relacionada con la guerra centroamericana. Paz en Centroamérica viajó a Alemania junto con el grupo de obras seleccionadas para la exposición Kunst aus Costa Rica, die expressionistischen Tendenzen , curada por el Museo Sprengel de la ciudad de Hannover.

Paz en Centroamérica invitaba al espectador mediante el recurso de una silla vacía a dialogar con el video en blanco y negro que transmitía un monitor de televisión acunado en el colorido regazo de una típica hamaca centroamericana. El video mostraba escenas de la guerra intercaladas con la mirada fija de un ojo desorbitado, invadido por gestos furiosos trazados sobre la doliente pupila de un testigo impotente.

En 1992 el Instituto Goethe acogió un nuevo proyecto de Zumbado bajo el título de Diálogos. Zumbado enfatizaba la idea de la contradicción entre lo que se dice y lo que en realidad se hace con respecto a los problemas ecológicos y a la protección de la naturaleza en nuestro país. La idea de la mirada testigo, la actitud política y la revelación del contenido del discurso continúan los derroteros de Paz en Centroamérica.

En el año 1993 Zumbado recibió el Premio Aquileo J. Echeverría por la exposición realizada en las salas del Banco Central , muestra que combinaba pintura e instalación.

Atrapados y Paraíso fueron los trabajos de video instalación presentados en esta ocasión. La iconografía de esta exposición estaba dominada por la presencia del animal, metáfora de la avaricia, violencia, agresividad y lucha por el poder que domina a los seres humanos. Atrapados juega con el concepto de prisión y confinamiento utilizando las imágenes de un perro cautivo, encerrado en el fondo de unos estañones metálicos, constreñido a los límites espaciales de la pantalla en donde la imagen aparece sujeta a un ritmo seriado que transforma el tormento en una acción sin fin.

Paraíso consistía en una serie de diapositivas proyectadas intermitentemente sobre tres paredes adyacentes que reconstruían la vida en un criadero de cerdos, reproduciendo todos los estadios desde lechón, recién amamantado hasta el adulto camino al matadero. Paraíso comenta con acidez las vidas programadas de muchos hombres en las sociedades modernas.

El interés de Zumbado por las video-instalaciones nace de una cierta desazón con lo pictórico y de la admiración que profesa por ciertos trabajos de artistas contemporáneos como Bruce Nauman, Wolf Vostell, Naum June Paik y el venezolano José Antonio Díez. Videos , imágenes lecturas, viajes, exposiciones, discusiones y una permanente actitud de renovación alimentan también en Manuel ese nuevo caudal de producción.

En mayo de 1994, Zumbado asistió a la Quinta Bienal de la Habana, y participa con una instalación impactante en la que varios cerdos, esculpidos de forma burda y lacerada, mientras cuelgan del techo dejan caer su "sangre" sobre monitores de televisión en un goteo sin fin . Esta desoladora y crítica visión de la sociedad, estaba acompañada de una serie de pinturas que repetían el concepto en las paredes del espacio en el que se habían colocado los elementos tridimensionales. Esta misma instalación se presentó en San José un año después en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo; en esta oportunidad los objetos se presentaron sin las pinturas que les habían acompañado en su primera versión.

En 1996, la galería Meredith Kelly, Latin American Fine Art, en Santa Fe, Estados Unidos de Norte América, presentó una exposición de Manuel Zumbado que incluia pinturas de estructuras dislocadas y una instalación con el nombre de La Contradicción . En esta ocasión, Zumbado construyó un puente con materiales endebles de desecho, estructura arquitectónica que sirvió de metáfora de la organización de la sociedad, de las construcciones, sistemas y estructuras del hombre civilizado y de las formas en que los hombres percibimos esas "construcciones humanas".

El tamaño descomunal de la estructura, en relación con el espacio de la galería, la convertía en un elemento ajeno, en una intrusión dentro del espacio de exhibición; de esta forma Zumbado afirmaba su concepto del poder y dimensión desproporcionada de las instituciones sociales en la civilización occidental. Dos monitores colocados en los extremos de la estructura-puente, transmitían la imagen de un ojo testigo que miraba sin pestañar en un final del puente y en su opuesto, una boca balbuceante profería incesantes sonidos incomprensibles. Ambos recursos recordaban las imágenes de Diálogo (Instituto Goethe, 1992) y expandían el concepto enriqueciendo las posibilidades interpretativas dentro de un nuevo contexto.

Esta obra particular de Zumbado puede asociarse con la de ciertos escultores contemporáneos que se orientan hacia un tipo de escultura que el profesor Irving Sandler denomina "escultura arquitectónica" en su libro Art of the Postmodern Era, (Harper Collins, 1996). Me refiero a la escultura basada en estructuras de carácter "arquitectónico"de artistas como Siah Armajani con obras del tipo de Bridge Over a Nice Triangle Tree del año 1970 o la serie de finales de 1980 The Art of Bridge Making. Ambas producciones poseen rasgos de similitud con las "construcciones" de Zumbado porque se fundamentan en el manejo de estructuras y también enfatizan la presencia de lo vernáculo en su "carpintería". Así mismo es posible encontrar afinidad entre la obra de Manuel y trabajos como los realizados por Ian Hamilton Finlay para Inter Artes et Natura (1988) con sus estructuras que van de la primitiva rusticidad de la rama al pulimento de la herramienta resumiendo de al gún modo la historia de la técnica humana. También las estructuras invasoras de Nat Gooden presentadas en 1990 en Matt's Gallery en Londres, de alguna manera se vinculan con las ideas de Manuel Zumbado. Particular afinidad existe en el concepto y la realización con instalaciones como las de Tadashi Kawamata en la Ann Juda Gallery de Londres en 1990, en donde las estructuras asociadas a las ideas de demolición y renovación destacaban.

Los puentes de Zumbado nos remiten a las ideas del vínculo, de los caminos que enlazan y comunican, del potencial de la estructura como apoyo y soporte que sustenta y de la posibilidad de salvar obstáculos. Esto tanto en lo social como en lo individual, en lo político y en lo ideológico.

Sin embargo, la frágil condición de estos endebles puentes, nos habla de lo inútil de las estructuras de la cultura occidental. Esta doble condición, reflejada en la unión de concepto, materiales y ejecución evade la posibilidad de lecturas unilaterales y se abre al pesimismo de igual manera que deja entreabierta la opción del optimismo, remitiéndonos también a la esperanza y a las ideas positivas con respecto a los raídos sistemas y empolvadas estructuras del mundo occidental.

Esto es particularmente cierto en la instalación realizada en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneos (octubre de 1996) bajo la denominación de Los ojos del Señor velan sobre este hogar. En esta oportunidad, la relación espacial entre el "puente" y el espacio en que se construye subraya el sentido de la estructura que conduce al vacío al concluir de manera abrupta en un abismo... la estructura misma se quiebra en la mitad de su extensión y en el espacio abierto bajo la hoquedad de la ruptura encontramos un monitor que exhibe las imágenes de un grupo de trabajadores que construyen un puente nuevo con materiales prefabricados . ¿Esperanza o incertidumbre? ¿Desesperanza u optimismo? La posibilidad de construir nuevas estructuras sólidas y seguras o la de repetir sistemas preparados de antemano conducen al lector a una ineludible participación personal. Esta característica impregna la obra de una fértil libertad de participación y acción individual . ¿Podrá el ser humano levantar el espacio de reflexión que posibilitará quizás en el futuro la construcción de una actitud crítica que faculte al hombre para ser un arquitecto responsable del futuro que heredará a sus hijos? Existe una dimensión de la historia y del tiempo en los puentes que no se agota en las desvencijadas estructuras o en lo precario de los materiales reutilizados sino que está presente mediante el contraste entre lo viejo de la construcción y la técnica contemporánea en el monitor que transmite el video con los hombres que construyen con técnicas actualizadas; aquí se polarizan presente y pasado en el contraste de las imágenes, los materiales y la presencia física de los objetos.

La colisión entre pasado y presente, entre las estructuras primarias y el monitor, trae consigo el choque entre dos repertorios culturales, entre dos esferas de la técnica y entre dos mundos diferentes en donde presente y pasado se intercalan. Lo histórico puede también inferirse de la tensión entre lo inerme y lo móvil que se intensifica mediante la movilidad y el cambio de las imágenes filmadas frente a la inmóvil presencia física de las estructuras quebradas.

Este mismo año 1996 Zumbado presenta en el Museo de Arte Costarricense El Puente , una video instalación en la que una cámara registra la imagen de una estructura de puente pintada en la pared del frente, a medida que el espectador se acerca a la obra termina por cruzar el radio de acción de la cámara y ocupa el lugar de la estructura en la pantalla del monitor. El ingenioso recurso plantea al espectador su relación particular con la estructura que desplazó, su responsabilidad frente a ella y de manera más sutil su relación con la estructura de sí mismo que sustituye al puente en el monitor . Sencilla, polivalente y directa El Puente expande el nivel de interpretaciones del trabajo de Zumbado a otras dimensiones.

En 1997 Manuel Zumbado continúa la progresión de sus ideas tanto en pintura como en instalación, expone como artista invitado con ocasión del centenario del Teatro Nacional y realiza una instalación en la sede del Instituto Goethe en San José.

Las obras en pintura en las que Zumbado continúa con su discurso sobre las estructuras nos muestran la permanencia y el cambio. Permanencia en la presencia del tema de las estructuras y cambio en las calidades y condición de las superficies pictóricas. Ahora el tema convulso y conmocionado de la caída de las estructuras se escapa de la imagen propiamente dicha y saltando más allá de sus límites de imagen, invade frenético todo el campo pictórico para extenderse por todo su ámbito llevando el caos y la conmoción a todos los rincones del lienzo.

Estas pinturas cada vez menos figurativas no necesitan de una representación de estructuras para comunicar ese fardo de ideas que se arremolinan en la fuerza tormentosa de sus recias y desgarradoras pinceladas y en los fuertes empastes que se aglomeran en las superficies. La restricción de la paleta y la atmósfera creada concentran la acción en el punto de quiebre, que se extiende veloz a todas las áreas de la superficie pictórica sembrando el desorden ; la caída es un hecho que atestiguamos en medio de la violencia que nos agrede desde las superficies pintadas.

Las referencias a la situación inmediata que provocaron las primeras reflexiones de Zumbado adquieren ahora una dimensión "universal" al abstraer y generalizar la idea sin la necesidad de referentes temporales y se convierten en motivo que faculta el pensar esta problemática desde el interior de la historia de las sociedades humanas.

Esta idea se convierte en parte importante de la instalación Intervenciones que Zumbado plantea utilizando una cámara instalada en un péndulo que permite al espectador participar en el movimiento de una imagen humana que ante sus ojos se desplazará a diferentes velocidades dirigiéndose hacia adelante o retrocediendo según el momento en la pantalla del monitor.

Para lograr este efecto Zumbado ha utilizado ideas que en el siglo pasado explorara el famoso fotógrafo investigador de la locomoción Edward Muybridge, quien trató de reconstruir el movimiento a partir de imágenes inmóviles con aparatos como el "Phenakistoscope" o "zoetrope" basado en el giro rotativo de cilindros o discos con imágenes en secuencia logradas con la fotografía seriada y programada. De esta manera Muybridge lograba reproducir la ilusión del movimiento mediante la "demostración en síntesis del análisis del movimiento como se da en la realidad".

Mediante este recurso Zumbado logra crear en su instalación la ilusión del movimiento de un ser humano que se desplaza sobre unas estructuras con diferentes velocidades y en diferentes sentidos; en esta forma construye las imágenes que le permiten la metáfora visual del quehacer del hombre frente a la historia de la humanidad. Discute así la relación del ser humano con los diferentes tipos de estructuras: sociales, ideológicas , políticas, que él construye al ir edificando su historia.

La instalación Intervenciones se acompaña de bocetos y se extiende hasta envolver la edificación misma, el espectador josefino mirará con asombro como Manuel Zumbado se apropia del edificio del Instituto Goethe en una "acción artística" similar a las de Christo e interviene el marco arquitectónico del edificio con una de sus desvencijadas estructuras. El "puente" de Zumbado se prolongará desde la fachada del edificio que alberga la institución hasta las escaleras de ingreso proyectándose hacia el exterior e incorporando el paisaje urbano a la obra.

Experiencias artísticas de esta dimensión son excepcionales en el medio costarricense y la colaboración que ofrece el Instituto Goethe es realmente imponderable. La apertura del Instituto se convierte en una prueba del genuino interés que tiene en promover arte experimental serio que enriquece nuestra experiencia social de lo artístico.

La génesis de las ideas de Manuel Zumbado contempla su reflexión sobre las obras de video instaladores como Klaus vom Bruch, Olaf Metzel y Dieter Kiessling cuyas obras han sido incluidas en destacadas exposiciones como Metropolis en Berlín (1991) y en libros importantes sobre el tema como Video Skulpture Retrospektiv und Aktuell 1963-89, publicado por Dumont en la ciudad de Colonia en Alemania.

El trabajo reciente de Manuel Zumbado se nos ofrece fuerte y directo, casi brutal, agresivo e inteligente y nos muestra a un artista que busca la expresión por diferentes medios siempre tratando de encontrar maneras de comunicar sus inquietudes y de expresar sus verdades y vivencias del presente a través de una mirada consciente del paso del hombre a lo largo de la historia.

Instalaciones

En la pintura e instalaciones que dieron inicio a su carrera, este artista abordó una particular temática de lo animalístico: la bestia, era el sujeto en inminente acecho. En adelante el tema logró influir otras manifestaciones suyas como la video-instalación, se propuso afectar la psique del espectador con singulares ambientes y objetos; la fiera que se apropia y transmuta al Yo, lo salvaje --reminiscencia neoexpresionista-- a contrapelo con un ser desposeído (minimizado por el pathos); la dicotomía del poder-no poder.

En las instalaciones con maderas, añade a la memoria fragmentada del material la oposición entre lo edificador y lo entrópico; puentes derruídos por la violencia que se posesiona de su estructura, la deconstruye y evoca un nuevo giro al sentido de lo indómito.

Estructuras Catalog

Zumbado frequently combines video and installation work with his paintings as part of his desire to involve, incite and engage the viewer.

Zumbado frecuentemente combina video e instalación con su pintura, todo es parte de su deseo de incitar, involucrar y comprometer al espectador.

Kathleen McCloud
Pasatiempo. December 20, 1996

"En Manuel Zumbado conviven varios artistas. Al creador de videos y al video-instalador los encontramos tras un arduo recirrido por las laderas del conceptualismo. El diseñador gráfico emerge a la sombra de la comunicación masiva y sus métodos.El pintor es otro y todos ellos".

"Several artistis coexist in Manuel Zumbado. We may find the creator of videos and the video-installer after travelling through the arduous tracks of conceptualism. The graphic artist rises from the ledges of mass communication and its methods. The painter is someone else and all of them".

Klaus Steinmetz
Crítico de Arte 1993

I followed the devellopment of his art. I think he is one of the most promising artist of his country.

He seguido de cerca el desarrollo de su obra y pienso que él es uno de los más prometedores artistas de su país.

Dr Norbert Nobis
Sub-Director - Sprengel Museum Hannover 1994

Estructuras

Together with an aggressive, energetic and convulse painting based on gesture and heavily condensed surfaces, Manuel Zumbado has incorporated installation and video as important vehicles of his artistic expression.

In 1991 he presented an installation at the Enrique Echandi Gallery which included a video based on his meditations concerning war in Central America. PAZ EN CENTROAMERICA (Peace in Central America) was also included within the group of works of Costa Rican artists selected by the Museum in Hannover, Germany for an exhibition which stayed for more than a year in this country visiting several other museums.

PAZ EN CENTROAMERICA established a dialogue between the spectator, invited to get involved, by the presence of an empty chair facing a monitor cuddled in the lap of a colorful Central American hammock, broadcasting scenes of war combined with the astonished stare of the artist, his restlessness and fury projected by the gestural marks traced over the aching eyes of an impotent witness.

In 1992 , DIALOGOS (Dialogs) at the GOETHE INSTITUTE in San José, consisted of an overall installation which emphasized the idea of the contradiction between what is said and what we actually see with regard to ecological problems and the protection of Nature in Costa Rica. The dichotomy established between these two different sides of the same problem was the dominating idea. Two monitors facing each other staged the contrast offered by these two dissimilar attitudes. The concept of the staring witness, the political position and the revealing content follow the attitude of PAZ EN CENTROAMERICA.

In 1993 Zumbado was awarded the Aquileo J. Echeverría, distinction given by the Ministry of Culture to the best exhibition of the year; on this occasion Manuel Zumbado presented an exhibition which included painting and installation at the galleries of The Central Bank Museums. ATRAPADOS (Trapped) played with the idea of imprisonment through the images of a captive dog, secluded at the bottom of some drums within the boundaries of monitors which played the video at serial timing transforming the torment in an endless action.

The animals in ATRAPADOS had a close relationship to the images on the painted surfaces; a visual metaphor of human greed, violence and aggressiveness.

PARAISO (Paradise) was part of this same show and consisted of a series of slides projected on three adjacent walls staging life within a pigpen from sucking newborns to ready for the butcher. PARAISO bitterly comments on the programmed lives of many men in our modern societies.

Zumbado's growing interest for video installation is born out of a certain insatisfaction the artist has developed concerning painting and its possibilities of expression. It has also sprung out of his fondness with the work of certain contemporary artists such as Bruce Nauman, Wolf Vostell, Naum june Paik and the Venezuelan José Antonio Diéz. Videos, images, books, exhibitions, discussions and a permanent attitude towards renovation nourish his new form of expression.

On May 1994, Zumbado attended the Fifth Biennial in Havana, Cuba, where he staged a butchery like scene in which roughly carved wooden pigs hooked on the ceiling, "dripped" blood into video monitors placed under the slabs. Powerful and despairing this critical view of society was completed by paintings on the surrounding walls dominated by butchery like images.

A year later, in 1995 the same installation was presented at the Museo de Arte y Diseño Contemporáneo in San José as part of a collective show featuring participation of Costa Rican artists in different biennials celebrated in the last two years. This time the paintings where not part of the installation, the sculptures alone with the monitors conveyed the artist's idea to the spectator.

It is in 1996 that the Meredith Kelly - Latin American Fine Art Gallery in Santa Fe - held a show which included paintings and an installation named LA CONTRADICCION (The Contradiction). On this occasion Zumbado built a feeble bridge - architectural structure - strong metaphor for the organization of society and our perception of its structures. The enormous size of the bridge became an intrusion inside the space where it stands emphasizing the power and oversized proportion of institutional entities in western societies.

This particular work of the artist can easily be associated with the art of certain contemporary sculptors who are heading towards a type of sculpture conceptualized and named under the label "architectural sculpture" by professor Irving Sandler in his book Art of the Postmodern Era, published by Harper Collins in 1994.

This type of sculpture spins around the idea of the building of structures strongly linked with architecture. It is represented by artists like Siah Armajani in works such as Bridge Over a Nice Triangle Tree (1970 ) or The Art of Bridge Making (1980). Both Zumbado's and Armajani's structures share similarities since they have been based on the concept of "construction of architectural structures" as a metaphor of man's progress and both use the vernacular in the very process and means of its making.

We can also relate Zumbado's sculptural work to that of British artist Ian Hamilton Finley, particularly to the work shown as part of the Inter Arts et Natura (1988) in which bridge-like structures transform the primitive branch into the well polished beam, and in doing so, both review the history of human technology.

We can also relate Zumbado's work with Nat Gooden's invasive structures exhibited in 1990 at Matt's Gallery in London. On the other hand there is a particular affinity in concept as well as form with the installation work of Tadashi Kawamata, exhibited at the Ann Juda Gallery in London in 1990, this installation placed a particular emphasis on structures closely associated to the ideas of demolition and renovation and it "invaded" the gallery's internal space as well as the outside of the building, projecting itself to the street.

Zumbado's bridges obviously address the concept of links; connecting roads, leading ways, whether social, individual, political or ideological. In CONTRADICCION two monitors on both ends of the structure present an all-seeing eye and a non stopping mouth babbling incomprehensive sounds, these images remind us of the ideas in DIALOGOS (1992) expanding the concept to enrich its possibilities of interpretation within this new context.

The frail condition of the bridge speaks of Zumbado's worries about the quality and usefulness of structures of all sorts in western civilization, at the same time it opens to optimistic as well as pessimistic reactions concerning the idea of worn out systems and structures in our culture.

LOS OJOS DEL SEÑOR VELAN SOBRE ESTE HOGAR (The eye of the Lord watches over this home) ( October 1997) is Manuel Zumbado's more recent installation at the Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, this time the spatial relationship between the "bridge" and the space where it stands emphasizes the feeling of an structure which leads to emptiness by abruptly ending in an open abyss.

The structure itself is broken in the middle of its way and within the open space a monitor shows images of hard working men building a brand new ready made bridge. Hope or uncertainty, despair or optimism; the possibility of building new solid structures or just constructing all ready prepared systems will lead the spectator to personal involvement and individual response thus impregnating Zumbado's work with the idea of freedom and individual participation. The work of art and the possibility of building a future where critical attitudes will help men to become the architects of their own lives.

There is a dimension which includes time and history in this bridge and it does not exhaust itself in the rickety structure or in the feeble conditions of materials. Time and the historical make themselves be felt in the contrast between the old which belongs to the structure and the contemporary, represented by the monitor showing the men working with modern technologies. Thus past and present, old and new meet in the contrasting images, materials and physical condition of the objects themselves.

The collision between past and present, primitive structures and monitor, brings about the clash of two cultural repertories, the crash of two spheres of the technical; the bump between two different worlds where past and present constantly intertwine.

The historical dimension can also be inferred from the tension developed in the opposition between inertia and motion made evident by the instability of the changing image in the monitor against the physical forms of the broken structure.

This very same year 1996, Zumbado presents EL PUENTE (The bridge), a new video installation at the Museo de Arte Costarricense, this time a camera records the image of the structure of a bridge painted on the opposite wall, as the spectator approaches the camera's scope the structure is replaced in the screen by his very image.

This ingenious idea questions the viewer in relation to the structure now displaced and replaced by his own image, the spectators responsibility and link to the "bridge" becomes evident and it also questions the structure within the face that watches directly from the monitor. Simple, rich, direct, EL PUENTE expands the possibilities for the interpretation of Zumbado's images.

In 1997, Manuel Zumbado continues the development of his ideas in painting as well as in installation. This year he shows paintings and installation simultaneously at the Joaquín García Monge Gallery (National Theater) and at the Goethe Institute in San José.

Zumbado's pictorial work carries on the images of bridge-like structures showing change and persistence at the same time. Permanence in the structures themselves and change in the quality and condition of the pictorial surfaces filled with the convulsive and agitated downfall of the collapsed structures; this feeling sensation goes beyond the very limits of the image itself and spreads all over the surfaces invading the whole frantic pictorial space and flooding its boundaries with chaos and disaster.

Zumbado's paintings are now much more abstract than ever before, in fact there is no need for any image to convey the roaring storm like energy which overflows with convulsive strokes giving way to a tempestuous explosion of ferocity that materializes on the canvases. The deliberate restrictions in color and the resultant atmosphere focus the action in the breaking point, from there it furiously expands to the whole area creating chaos everywhere: The collapse becomes a fact we witness in the midst of the violence which haunts us from the painted surfaces.

In these paintings all reference to particular circumstances vanishes and Zumbado reaches a timeless dimension from which he questions humanity and its responsibility towards history, touching the very heart of human violence.

According to Zumbado's opinion history develops in cycles and humanity can move straigthforward or backwards depending on the awareness and care present in a given span of human history, decisively man is responsible for the direction he gives to his own destiny.

In order to transmit this idea in his new installation he uses images and concepts that were explored in the past by Edward Muybridge, who tried to analyze 'movement' departing from still photographs in experimental work based on serial images photographed and then "reconstructing" the process of movement by means of a "Phenakistoscope" or "zoetrope" based on the rotation of cylinders or dishes with serial images obtained through programmed photography.

Following the example Zumbado accomplishes the illusion of motion through the demonstration of the synthetical analysis of movement photographed from life. Thanks to this device Zumbado creates in his installation an illusion of dynamism in the image of a man moving on top of a series of structures at different speeds and in different directions, through this process Zumbado constructs the images that comprise the visual metaphor of man's responsibility in history's development. Every type of structure, whether political, social, religious or ideological is built by man as he "constructs" the building of history.

INTERVENCIONES (Interventions) is accompanied by a series of drawings and it expands until it appropriates the building itself; the viewer will see with surprise how Zumbado "takes" the Goethe Institute building in an action similar to those of Christo. Zumbado's bridge prolongs itself from the building's front towards the street, incorporating itself to the urban landscape.

This type of artistic action is quite unusual in our country that is why the contribution of the Goethe Institute is certainly invaluable in helping the development of contemporary attitudes and ideas within the boundaries of our artistic "milieu", it proves the genuine interest of the institution of compromising with the artistic development of serious experimental contemporary art in the country.

This attitude contributes to foster social experience of the artistic through "public art".

Manuel Zumbado's art derives from the admiration and thinking originated around his knowledge of the production of artists like Klaus von Bruch, Olaf Metzel y Dieter Kiessling whose work has been included in important exhibitions like Metropolis celebrated in Berlin (1991). Serious important books on the subject like Video Sculpture Retrospektive und Aktuell (1963-1989) published in Köln, Germany by Dumont Publishers have also been a source of inspiration for the Costa Rican artist.

Strong, explicit, thoughtful, critical but poetic Manuel Zumbado's structures show the work of an inquiring artist full of vitality and strength continuously searching for new ways of expression and keeping the consistency of his critical attitude towards life and existence.

"Identidad nacional o el pecado de Narciso".

A partir de mañana comienza la exposición Frontera Imaginaria, en la Galería Sofía Wanamaker, del Centro Cultural Costarricense Norteamericano. La ocasión reúne a siete artistas plásticos costarricenses quienes abordan el tema de la identidad nacional.

Los "ticos" pecamos de Narcisos y para colmo de males no somos tan bellos. Estamos enamorados de una imagen propia que no es idéntica, no es la reflejada por el espejo. Esa identidad interiorizada como la propia en el fondo es una imagen distorsionada. Al menos así lo perciben los artistas plásticos reunidos en la muestra Frontera Imaginaria.

Para ellos, creadores, surgió la pregunta de qué somos, cómo somos y por qué somos; la respuesta no fue ni positiva ni halagüeña.

Curaduría en jefe

La inquietud partió de Vivianne Loría, graduada en Historia del Arte en la Universidad de Costa Rica y curadora de la exposición. Desde noviembre pasado, ella, junto a Pedro Arrieta, Victoria Montero, Joaquín Rodríguez del Paso, Claudio Fantini, Emilia Villegas, Jorge Albán y Manuel Zumbado emprendieron el reto de crear su versión plástica de la identidad costarricense.

Ellos dicen que es la primera vez que un grupo de artistas plásticos se reúne a trabajar comandados por la batuta de una curadora en jefe. Según Jorge Albán "la relación fue netamente dialogal", durante la cual Loría realizó varias visitas a los talleres para curar la exposición en la marcha.

Las flores del mal

La obra de Joaquín Rodríguez del Paso representa un jardín. Su propuesta consiste en tres cuadros (aunque no es un tríptico) de flores exóticas y hermosas pero a la vez amenazantes. Estas se van descomponiendo hasta expresar su verdadera esencia.

Para él tiene que ver con la Suiza centroamericana, el jardín de América, el paraíso terrenal, el país sin ejército y por tanto pacifista, y la democracia por excelencia. Todas definiciones-lugares comunes del credo tico de la supuesta "superioridad".

Victoria Montero también recurre a elementos referidos a la naturaleza pero incorpora la figura humana: en una cama de guarias moradas yace un niño rubio y regordete. Ella critica el que "los costarricenses seamos lo que los otros nos dicen que somos y esas características son casi siempre estereotipos".

El ideal de la identidad no solo se relaciona con el color de la piel sino con la cultura comercial de los Estados Unidos. La artista crea su obra inspirada en la iconografía de las etiquetas y anuncios de productos importados del vecino del Norte, de finales del siglo pasado y principios de este.

"Porta a mí"

Pedro Arrieta hace un estandarte en el cual combina expresiones cotidianas tipicamente costarricenses. Esas que nos hacen sonreír avergonzados porque connotan una actitud displiscente y desapegada de nosotros mismos. "De por sí", "porta a mí", "si lo decís me quito", "puretada de gente".

Para Arrieta estas frases desdicen al costarricense, ese lenguaje nos evidencia: "Los ticos no asumimos compromisos, ni somos exigentes y no nos hemos detenido a pensar adonde nos llevará esa actitud ante la vida".

Emilia Villegas habla sobre la indiferencia pero desde la perspectiva del poder. En una obra titulada Los nublados del día se refiere a algunos monumentos de próceres de la patria, entre ellos, los de León Cortés y Daniel Oduber. A Juan Santamaría lo baja de su pedestal.

Villegas patentiza la relación irónica entre la grandilocuencia del discurso político y la actitud indiferente de los oyentes. Para ella la ingobernabilidad se trata de disimular con la proliferación de imágenes. "Son intentos de la oficialidad por contener, por hacer presente lo que es ausente."

Jorge Albán diseña su obra partiendo de la inseguridad ciudadana. Para ello fotografía casetillas de guardas pues "son parte definitoria del paisaje urbano actual" y las contrasta con la violencia interior simbolizada con un grotesco tatuaje de un ángel empalado. Toma los colores patrios rojo, azul y blanco para darles contenidos diferentes. Así dejan de significar el valor, la nobleza y el pacifismo para convertirse en significantes del miedo a la creatividad y a la confrontación . "Somos una pequeña patria limitada."

Sin Norte ni Sur

Claudio Fantini construye una calecita de siete caballos con la forma del mapa de Costa Rica, que gira hacia un lado y hacia el otro. Encima hay un gran paraguas al revés que contiene el agua a punto de desbordarse.

Este carrusel no concibe una dirección determinada: "es un movimiento que no lleva a ninguna parte, como si la dirigiera una brújula extraviada", dice Fantini. Finalmente las estructuras de madera de Manuel Zumbado siguen obsesionando su creatividad. En este caso, asegura el artista, se trata de las estructuras del sistema costarricense. "Son andamios viejos y somos testigos de su deterioro." "El puente no es malo. Lo malo es que uno vaya por la mital del puente y se caiga."

"Las culturas son mapas de significado que vuelven intangible al mundo"
PETER JACKSON, geógrafo 1989, National Geographic.

"Los sueños y las pesadillas están hechos de los mismos materiales, pero esta pesadilla dice ser nuestro único sueño permitido: un modelo de desarrollo que desprecia la vida y adora las cosas"
Eduardo Galeano, "Ser como ellos" 1992